Una típica casa mexicana es mucho más que una construcción: es una explosión de color, tradición y calidez. Al entrar, te reciben muros pintados en tonos vivos como amarillo, azul o terracota, acompañados de azulejos artesanales y detalles en hierro forjado. Muchas tienen patios centrales llenos de plantas, fuentes y flores que perfuman el ambiente y brindan frescura. El mobiliario mezcla lo rústico con lo artístico: madera tallada, textiles bordados a mano y cerámicas decorativas. Algunas casas conservan cocinas con estufas de leña, comales y vajilla de barro. Es común encontrar altares familiares, fotografías antiguas y arte popular como alebrijes o papel picado. Además de su belleza, estas casas son el reflejo del espíritu mexicano: acogedor, alegre y lleno de historia. Hospedarte o visitar una casa tradicional mexicana es una forma auténtica de conectar con la cultura del país desde adentro, sintiéndote como en casa.