
Basílica de Guadalupe
En la Ciudad de México existen dos monumentos que representan el corazón espiritual del país: la Basílica de Guadalupe y la Catedral Metropolitana.
La Basílica de Guadalupe, ubicada en el cerro del Tepeyac, es uno de los santuarios marianos más visitados del mundo. Su historia inicia en 1531, cuando la Virgen de Guadalupe se apareció al indígena Juan Diego, dejando su imagen impresa en su tilma, una prenda de fibra de maguey que sorprendentemente ha resistido casi cinco siglos. A lo largo del tiempo se construyeron varios templos: una pequeña ermita del siglo XVI, la Antigua Basílica de 1709 y, finalmente, la Nueva Basílica, inaugurada en 1976, diseñada por Pedro Ramírez Vázquez. Su forma circular permite que millones de peregrinos vean el ayate mediante bandas eléctricas.
En el Zócalo se levanta la Catedral Metropolitana, la iglesia más grande y una de las más antiguas de América. Su construcción comenzó en 1573 sobre el antiguo recinto sagrado de Tenochtitlán y tardó casi 250 años, por eso combina estilos renacentista, barroco y neoclásico. Destacan sus órganos monumentales, el Altar de los Reyes y el Sagrario Metropolitano. Ha resistido terremotos, incendios y el hundimiento de la ciudad gracias a constantes restauraciones.
Ambos sitios simbolizan fe, historia e identidad mexicana.
